29 de octubre de 2011

La sabiduría popular

Me da un ataque retro y veo Ocean’s Eleven (1960) con la esperanza de encontrar un atraco milimétrico con la participación de Angie Dickinson. Y me encuentro con 60 minutos de cháchara y canciones del Rat Pack antes de que alguien hable de robar un casino. A pesar de figurar en el cártel, la Dickinson sólo aparece brevemente en dos escenas y da gracias a Dean Martin que la recomendó. Leo que la actriz hacia un cameo en los otros Ocean’s Eleven (2001) y me dejo las pupilas al intentar reconocerla en el remake de Soderbergh. Aparece cinco segundos junto a Henry Silva, otro de los supervivientes del filme original, como espectadores del combate de boxeo celebrado en el casino a robar. Me olvido de nuevos retos y celebro que la sabiduría popular es más popular que sabía y sin venir a cuento confecciono el ranking Dickinsiano, inamovible hasta nuevo encuentro: 1) Código del hampa (1964). 2) A quemarropa (1967), 3) Vestida para Matar (1980), 4) Río Bravo (1959), 5) La jauría humana (1966).

Policromía en la pared de tu casa (virtual)

-->El gran David Güell ha diseñado Moviez, un bonito videojuego disponible para Facebook. Un servidor (ya) no está en la red social por salud mental, pero si os sumergís en este juego, estad atentos a los detalles que decoran la vivienda. Junto a los libros, siempre debe haber el cartel de una película inolvidable. Dile mediometraje dile película experimental. Gracias David, por ese guiño!.

25 de octubre de 2011

Revelaciones en el ascensor

A Nicolas Winding Refn le gustan los ascensores y sus posteriores ataques de violencia. Hace años, en un primer y ya lejano visionado, recuerdo haber aborrecido la lynchiana Fear X (2003). No ocurre a menudo pero es maravilloso poder cambiar radicalmente de opinión y dejarse levar por el extraño viaje de un obsesionado John Turturro
Otro ascensor, bonito encuentro y posterior estallido de violencia. Nicolas Winding Refn se consolida con Drive (2011), fascinante vehículo protagonizado por un Ryan Gosling que podría congeniar con el Turturro de Fear X. No hay tantas persecuciones como un servidor hubiera deseado, pero sólo por esa primera secuencia ya me quito el sombrero ante el mejor director del pasado Cannes. Le perdono hasta el palillo en la boca que luce Gosling. Todavía no he visto Bronson (2008) ni he completado la trilogía Pusher, así que me quedan varias oportunidades para escribir sin equivocarme el doble apellido de Nicolas.

22 de octubre de 2011

Transparencias en el museo

El año en que este humilde narrador nacía, se proyectaba en todo el mundo la deslumbrante escena del museo. Angie Dickinson en su esplendida madurez. Pinno Donaggio y De Palma cogidos de la mano en plena conexión. Transparencias en pantalla dividida sin un solo diálogo. La gloria se alcanzaba en un breve trayecto. Del museo al ascensor.
Vestida para matar (Brian de Palma, 1980).

21 de octubre de 2011

Resumiendo la situación

“Tenía a un metro a un peligroso terrorista…y la mirada perdida en los pechos de una zorra”
Gary Sinise en Snake Eyes (Brian de Palma, 1998).

Las chicas de Quentin

En Reservoir Dogs (1992) sólo aparecía una mujer y era para pegarle un tiro al Sr.Naranja. Inquietante interpretación. Exceptuando a la pasiva Fabienne, en Pulp Fiction (1994) las chicas guerreras (Honey Bunny y Mia Wallace) ya empezaban a pedir protagonismo. En Jackie Brown (1997), el crédito principal ya era para la reina del exploitation Pam Grier. Desde entonces, los personajes femeninos siempre han protagonizado las obras de Tarantino. De hecho, cortaría de buen grado a los malditos bastardos para darle más minutos a la vengadora Shoshanna. Mientras tanto, el virtuoso lustrador Rhys Cooper nos regala una buena serie de féminas combativas y peligrosas creadas por el colgado de Knoxville.

19 de octubre de 2011

La chica con la jeringuilla en el pecho (sin bidón de gasolina)

La chica de Montmartre estaba ocupada. La novia de Tyler no me ha cogido el teléfono. Pero Mia Wallace se ha metido otra sobredosis afectada por la mala noticia: la imprescindible Poster Shizzle cierra. Unos segundos de silencio. Sigamos. Pero la suma de cine y trazo nos deja otras opciones. De momento nos queda Reelizer con su sencillo y ordenado diseño de página. Dibujar lo que has visto en una película, uno de los primeros recursos de infancia. Y la cosa sigue. Y esto no se para.

Movida en el puticlub

En la secuela de Taxi Driver (1976), Travis viaja a Barcelona para seguir con su proyecto. Empieza en Las Ramblas, pasea por la calle Petrixol y se pierde varias noches por El Raval. La cantidad de material rodado hace que los productores decidan convertir el proyecto en una trilogía. La versión 3D abarca una redada en algunos pisos de asiáticas. Algunos de mis ex-compañeros de clase participan como figurantes. Experiencia no les falta.

Candidato electoral prepara su discurso

Preparando al concejal Humungus en Mad Max 2: el guerrero de la carretera (1981).

18 de octubre de 2011

El semáforo moral

“Un tipo trabaja 8 horas al día, 7 días a la semana. Se le hinchan las pelotas y empieza a dudar de la naturaleza de su existencia. Un día, a punto de salir su jefe le llama y le dice: “Bob, ven aquí y lámeme el culo”. Y él dice: “Al carajo. Me da igual lo que pase. Quiero ver la cara que pone cuando le clave las tijeras en el brazo”. Entonces piensa en mí. Dice: “Un momento. Tengo dos piernas y dos brazos. Y al menos no pido limosna”. Seguro que Bob deja las tijeras y saca la lengua. Yo soy una especie de semáforo moral. Es como si dijera: “Luz roja, no sigas”.

Tom Waits en El Rey Pescador (Terry Gilliam, 1991).

Robert Aldrich nunca viajó en metro

Deja de soplarme la nuca y no te vuelvas a colar detrás de mí o te enviaré al Ernest Borgine de El Emperador del Norte (Robert Aldrich, 1973). Mensaje igualmente válido para los Radio Raheems de la esquina del vagón. El transporte público nos regala cada día varios motivos para terminar en prisión. Buscaré un buen abogado.

10 de octubre de 2011

El fin del mundo no se grabará en 35 mm

El escritor y guionista Joan Ripollès inicia su andadura radiofónica en Radio Castellar (90.1 FM) con La Cançó de la Fi del Món, un programa cultural que, potencialmente, podría conducirnos al fin del mundo. Un verdadero placer ser el primer entrevistado de este proyecto de Zeta Acción Cultural. El principal tema de nuestra charla: cómo conseguir rodar una película sin dinero y sin morir en el intento. Todo ello y algo más en 30 minutos disponibles para descargar desde ya.

*Todos los Jueves a las 22:00h: La Cançó de la Fi del Món - Radio Castellar (90.1 FM).

7 de octubre de 2011

La bossa nova de Scorsese

En la opera prima de Scorsese, Harvey Keitel rebusca entre los discos de Who’s that knocking my door (1967) y encuentra algunas joyas. En primer término encontramos el Getz/Gilberto (1964), mítico y ultra vendido disco de Stan Getz, Joâo Gilberto y Antonio Carlos Jobim. Aunque la verdadera revelación de ese disco fue la improvisación de la mujer de Joâo en la sala de grabación. La canción: The Girl from Ipanema. La voz: Astrud Gilberto. Imagino un día en que, olvidado ya este texto, una película me mostrará uno de los mejores discos de la bossa nova. Su título: Jazz Samba (1962) de Stan Getz y Charlie Byrd. La portada, al igual que el Getz/Gilberto, irá firmada por la pintora Olga Albizu y me hará conducir la mirada hacia ese cromatismo abstracto de bondades anaranjadas. Mientras llega ese encuentro, tarareo E Luxo So con disimulo y algo de nostalgia.

3 de octubre de 2011

Nadie ayuda a nadie

Welles acordándose de la madre de Spielberg
“En su última época, el gran proyecto de Orson Welles era hacer King Lear. Está en Francia, Jack Lang le manda llamar, le promete una serie de cosas, Welles se lo cree, se pone a trabajar como un loco…y no llega ni un duro de Jack Lang, así que se traga el sapo y se va a Estados Unidos para hacer unos anuncios. Pero aún le queda otro sapo, todavía más gordo. Le llama Spielberg y le invita a cenar. Durante toda la cena, Spielberg no deja de decirle que está emocionadísimo, que le tiemblan las manos por estar en presencia de un genio, y se le pone en plan cinéfilo: que si tal plano en tal película, que si aquella secuencia maravillosa…Welles le dice que muy bien, que encantado, pero a ver si le podría pasar algo de pasta para hacer King Lear. Cómo no, maestro. Spielberg le promete una llamada inmediata. Welles se queda en Los Angeles, una semana, dos semanas, esperando una llamada que nunca llega. Hasta que palma. Tiempo después hay una subasta y Spielberg paga cien mil dólares por el trineo de Ciudadano Kane. Ya sabes lo mucho que yo adoro a Spielberg, pero si me cuentan esa historia y lo tengo delante le rompo los huevos”.

Lo cuenta Álex de la Iglesia en La bestia anda suelta (Ed. Glénat, 1997).