Si vuelvo a Siegel llego a Codigo del Hampla (1964) y es que ver de niño a un Lee Marvin cabreado impacta de por vida. No hace falta hablar de la presencia de Angie Dickinson, encantadora femme fatale de similar belleza a la Honor Blackman de Goldfinger (1964). Pero si hablamos de Dickinson sin llegar a De Palma, y siguiendo con Siegel, tendremos que llegar a la secuencia de los cars. Una carrera hiper-kitsch filmada con retro-proyecciones y planos reales en las que Dickinson engaña a Cassavettes por primera vez. La última vez que recordé esta escena fue viendo Clerks II (2006) en las que los protagonistas intentan superar sus frustraciones al volante de unos cars. Y veo que para superar las frustraciones que me ha provocado los últimos trabajos de Kevin Smith deberé volver con frecuencia a Don Siegel. El antídoto Siegel en pastillas artesanales.