El año en que este humilde narrador nacía, se proyectaba en todo el mundo la deslumbrante escena del museo. Angie Dickinson en su esplendida madurez. Pinno Donaggio y De Palma cogidos de la mano en plena conexión. Transparencias en pantalla dividida sin un solo diálogo. La gloria se alcanzaba en un breve trayecto. Del museo al ascensor.
Vestida para matar (Brian de Palma, 1980).