6 de julio de 2011

Algunos polvos de Rafael Fernández

Empieza en 2006. Abro el periódico y leo el titular. En la foto aparece un tipo desnudo rodeado de libros. Henry Miller corona la montaña. La cosa promete. El tipo acaba ganando el concurso convocado por el periódico. Crea al escritor con zeta y llega el delirio en su nuevo blog. Te puedes esperar cualquier cosa. Todo menos aburrimiento. Coloca fotos porno y escribe historias bizarras. Reales, ficticias y la suma de ambas. Su contenido me obliga a minimizar la pantalla. La bibliotecaria borde me mira mal. Las visitas al blog aumentan. También sus seguidores También sus enemigos. Escribe sobre sus anteriores trabajos y sus anteriores novias. Sobre sus escritores favoritos y sobre Lucia Etxebarria. Escribe sobre cine. Se caga en Guerín y la ciudad de Sylvia. Me descojono, indigno y disfruto con sus textos. Una suma de libertad, desmadre y sana inconsciencia asalta cada día mi pantalla. En otros ambientes le odian y le envidian a partes iguales. La lía en Sitges. Acosa a Vigalondo en un lavabo. Realiza un fake con los actores de Rec. Empieza a rodar cortos y demenciales series. Termina su etapa en el periódico y empieza su verdadera libertad. Vuelve a su dominio y me obliga a seguir minimizando la pantalla. La bibliotecaria borde se cabrea. Me veta el acceso a Internet. Le explico los motivos. Le hablo de Rafa. Le linko su blog. La bibliotecaria borde se calma. Empieza a leerle. Se hace fan. Se guarda sus textos y me permite el acceso. Rafa la sigue liando a diario. Algunos le siguen criticando. Otros le desprecian pero doy fe que le siguen en secreto. Vuelve a Sitges. Compartimos Enter the Void  y su desternillante seguimiento del festival irrita a los más esnobs. Los demás disfrutamos con su regodeo. Ocurren muchas otras cosas. Incluso se casa. Llegan otros tiempos y aterrizan los polvos. Crea su propia editorial virtual y publica su primer libro. No dudo ni un segundo. Me hago con el volumen. Y sé que no seré el único. Sé lo que me espera. Cuando lo termine lo colocaré en la estantería. Estará rodeado de Cartero (Bukowski), de Tropico de Cáncer (Henry Miller), de Ampliación del campo de batalla (Michel Houellebecq), de Todas Putas (Hernán Migoya), de Imbécil y desnudo (Rubén Lardín) y de El amor dura tres años (Frédéric Beigbeder). En la estantería habrá otro tipo de libros pero creo que sus 20 Polvos estarán a gusto con esa compañía.