A Martin Scorsese nunca le gustó afeitarse. |
“Ahora que ya se puede llevar barba de cinco o seis días de forma continuada, me he pasado a la barba de ogro. Desde luego, si tienes una señora barba, la tienes que llevar asilvestrada. Una barba cerrada y arregladita es la cosa más moña que conozco. Es como si el yeti se hiciera la manicura. Es cursi y hortera. Las perillas, que no quedan bien a cualquiera, son las únicas barbas a las que, para mi gusto, les cuela un arregladito. Pero eso de arreglarse el cuello, dejárselo limpio, y que la barbita de geyperman empiece a nacer en la mandíbula da mucho mal rollo.
Las barbas de los científicos de finales del XIX molaban muchísimo, pero las de los escritores y intelectuales de principios del XX no molaban, Sí a las barbas de los ogros y de los brujos. No a las barbas afeminadas de los reyes y de los príncipes. No a la barba de Rajoy y tampoco a la de Rubalcaba. Sí a la de Rasputín y a la del Che Guevara. Y por supuesto, sí a mi barba.”
Fragmento de Llévela asilvestrada. Texto: Mikel Urmeneta - Kukuxumusu.
Las barbas de los científicos de finales del XIX molaban muchísimo, pero las de los escritores y intelectuales de principios del XX no molaban, Sí a las barbas de los ogros y de los brujos. No a las barbas afeminadas de los reyes y de los príncipes. No a la barba de Rajoy y tampoco a la de Rubalcaba. Sí a la de Rasputín y a la del Che Guevara. Y por supuesto, sí a mi barba.”
Fragmento de Llévela asilvestrada. Texto: Mikel Urmeneta - Kukuxumusu.