18 de marzo de 2011

Confirmando expectativas (para el duelo de espadas)




“Nació con el don de la risa y la certeza de que el mundo estaba loco” (Rafael Sabatini)

Mi certeza: casi 60 años después de su estreno, Scaramouche (1952) sigue siendo una de las mejores cintas de capa y espada. Y no me gusta el género de capa y espada. Llevaba 20 años con el maravilloso recuerdo de un clímax grabado a fuego en el ranking de los clímax grabados a fuego. Aline de Gavrillac (Janet Leight) y el marqués de Maynes (Mel Ferrer) asisten a la función de Scaramouche. Aline reconoce a la pareja del escenario. Ella es Lenore (Eleanor Parker), él es André Moreau (Stewart Granger). Se avecina tormenta. Se avecina el duelo final. Y George Sidney se encargará de regalarnos siete minutos de duelo por todo el teatro. Impecable. Impresionante. Imprescindible. Aunque lo que realmente descolocó a aquel ingenuo chaval fue el explicito trío amoroso que se montaba el amigo Scaramouche. Naturalmente con el previsible (e incomprensible) desenlace tipo Maud. Esto empieza a parecer el blog de Garci.