7 de agosto de 2009

Homenaje a John Hughes en cuatro películas (1/4)

Infancia, adolescencia, juventud y madurez. Mientras iba creciendo, Truffaut nos iba narrando su propia vida en sus películas. Ya de entrada me molesta tener que hacer referencia a este ejemplo francés porque demuestra que no me viene a la cabeza otro patrón. Y lo hay, y aunque no lo parezca, se llamaba John Hughes (1950-2009).

Cuando vemos La Mujer Explosiva (1985) estamos viendo a un adolescente Hughes incapaz de comunicarse. Puede ser buen estudiante y sacar las mejores calificaciones, pero ¿Quién quiere buenas calificaciones cuando no puedes ni acercarte a la chica?. Y si no puedes acercarte al menos sueñas con hacerlo. Y soñar es crear. Y viceversa. Seas guionista o científico avanzado. Hughes crea a dos frankensteins informáticos para construir a la mujer perfecta, y en esa época la mujer perfecta tenía las medidas de Kelly LeBrock. Eso sí, hay algo que siempre me ha parecido totalmente inverosímil. Ante su incapacidad de conocer una chica, los dos freaks crean a la mujer explosiva. Y cuando tienen a La Mujer de Rojo en su casa, resulta que esta se convierte en una especie de madrastra que les ayudará a ligar con esas chicas de instituto. No hace falta decir que un desbocado adolescente siempre preferirá a una mujer de 30 (o más) antes que una pipiola de 16 años. Pero también entendemos que Hughes no era Bertolucci y que el target juvenil se impone. Se impone pero también se transforma.