El verano pasado murió Ingmar Bergman (1918-2007). Le recordamos con unos fragmentos de Senderos (1976), la autobiografía de una de las personas que mejor le conocieron: su musa y compañera Liv Ullmann.
“Tengo una foto de Ingmar en el colegio. Está sentado en medio de una fila de niños de 13 años. Se aprecia su cutis lleno de granitos, su timidez y soledad, y su sensación de ser un extraño. Una vez un rico productor nos invitó a cenar en Roma. Sé suponía que éramos los únicos invitados, pero al cabo de media hora el gran apartamento estaba lleno de gente que deseaba ver a Ingmar de cerca. Entonces su rostro tenía el mismo rostro que en la fotografía. Con gran palidez en el rostro, le dijo al productor que se tenía que ir inmediatamente. Los otros se sentaron en la mesa sin el huésped de honor.”
“Cuando Bergman y Fellini se conocieron se trataron inmediatamente como hermanos. Se abrazaban y reían juntos como si hubieran vivido la misma vida. Por la noche, deambulaban por la calle abrazados, Fellini con una capa negra muy dramática, Ingmar con su gorrito y un viejo abrigo. Cenando en casa de Fellini, Ingmar se sentó en un rincón con Giulietta Massina (esposa de Fellini). Ella perdió su timidez y se puso a cantar. –No puedo salir un minuto de la habitación sin que mi mujer haga el ridículo–dijo Fellini desde la puerta. Ella se levantó rápidamente. No contestó. Por la ventana de la galería pude verla caminando en el jardín. Cogía flores de los árboles. Más tarde volvió a entrar y nos dio una a cada uno. Sonreía todo el tiempo. Pero cuando se movía, lo hacía de puntillas, para que nadie se fijara en ella.”
“Tengo una foto de Ingmar en el colegio. Está sentado en medio de una fila de niños de 13 años. Se aprecia su cutis lleno de granitos, su timidez y soledad, y su sensación de ser un extraño. Una vez un rico productor nos invitó a cenar en Roma. Sé suponía que éramos los únicos invitados, pero al cabo de media hora el gran apartamento estaba lleno de gente que deseaba ver a Ingmar de cerca. Entonces su rostro tenía el mismo rostro que en la fotografía. Con gran palidez en el rostro, le dijo al productor que se tenía que ir inmediatamente. Los otros se sentaron en la mesa sin el huésped de honor.”
“Cuando Bergman y Fellini se conocieron se trataron inmediatamente como hermanos. Se abrazaban y reían juntos como si hubieran vivido la misma vida. Por la noche, deambulaban por la calle abrazados, Fellini con una capa negra muy dramática, Ingmar con su gorrito y un viejo abrigo. Cenando en casa de Fellini, Ingmar se sentó en un rincón con Giulietta Massina (esposa de Fellini). Ella perdió su timidez y se puso a cantar. –No puedo salir un minuto de la habitación sin que mi mujer haga el ridículo–dijo Fellini desde la puerta. Ella se levantó rápidamente. No contestó. Por la ventana de la galería pude verla caminando en el jardín. Cogía flores de los árboles. Más tarde volvió a entrar y nos dio una a cada uno. Sonreía todo el tiempo. Pero cuando se movía, lo hacía de puntillas, para que nadie se fijara en ella.”