Tras enloquecer con Apocalypse Now (1979) y arruinarse con Corazonada (1982), Coppola dirigió dos cintas de bajo presupuesto y, posiblemente dos de sus mejores trabajos: Rumble Fish (1983) y Rebeldes (1983). Esta última siempre me ha parecido simpática y en tiempos de vhs la visioné con emoción muchísimas veces. Todos sus actores protagonizaron taquillazos y fueron los niños mimados de la época (Brat Pack). A día de hoy sus carreras ha tenido destinos variopintos: Todos conocemos la trayectoria de Tom Cruise, cuyo personaje en este Coppola es realmente asqueroso y detestable, casi casi como en la realidad. Poco se sabe de C.Thomas Howell (estupendo en Admiradora Secreta y Carretera al Infierno), aunque todavía se le puede ver en papeles secundarios. Ralph Macchio (mítico Karate Kid) esta desaparecido en combate y se le supone todo tipo de encuentro-homenajes recordando a Daniel San. Emilio Estevez se convirtió en realizador y ha rodado cosas tan interesantes como Bobby (2006). Rob Lowe se lió con dos menores, lo grabó en vídeo y su carrera se hundió. Su colega Mike Meyers le rescató en Austin Powers. Patrick Swayze reventó taquillas con Dirty Dancing (1987) y Ghost (1990). Ahora esta retirado luchando contra un cáncer. El único actor que ha tenido una carrera (más o menos) regular ha sido precisamente el que interpreta al personaje más interesante del film: Dallas, el irreverente gamberro que dibuja Matt Dillon. Visión de futuro o potra que te cagas, Dillon siempre se ha mantenido con películas (como mínimo) decentes: Drugstore Cowboy (1989), Beautiful Girls (1996), Juegos Salvajes (1998), Algo pasa con Mary (1998) o de nuevo cómo tipo borde en Crash (2005) y Factótum (2005). El propio Coppola se ha arruinado tantas veces que ahora tiene sus viñedos cómo seguro económico y dirige cine cuando puede o cuando le dejan. Al igual que Scorsese y toda la trouppe de los 70’, ya ha dirigido sus mejores películas, pero hasta la cosa más babosa (Jack) o el encargo más superficial (Legítima Defensa) tiene siempre su interés. El participante de Rebeldes que más futuro alberga no es actor ni actriz. Intentó ser actriz pero la machacaron. Se convirtió en realizadora cómo su padre. Mostró a unas vírgenes suicidas y rodó una Maria Antonieta para modernos. Su segunda película ni la nombro porqué me parece el bluff del siglo, pero gracias a ella consiguió varias nominaciones y ganó un premio al mejor guión que no merecía ni de coña. Finalmente, la estrella con más futuro era esa odiosa niña con trenzas que aparecía unos segundos pidiendo unos centavos a nuestros rebeldes: Sofía Coppola.