Infancia. Hubo una época en que las televisiones no emitían telefilmes cutres y mimaban al espectador. O al menos esa era la impresión. Sábados al mediodía en los que el estreno de una película se convertía en todo un acontecimiento. Uno de esas tardes se emitió Condorman (Charles Jarrott, 1981) y todos los chavales caímos a sus pies y a sus alas.
Michael Crawford interpreta a Woody, un dibujante de cómics que busca mil aventuras para poderlas plasmar en sus viñetas. Se hace pasar por espía y conoce a la desertora Natalia (Barbara Carrera). Tras el encuentro, Woody queda enamorado y crea a la heroína Laser Girl a imagen y semejanza de Natalia. Eso es amor. Y esto es nostalgia.
Lo mejor de este Condor-film era y sigue siendo la persecución entre el Condor-car y los Porsche 935 que conducen los villanos. Tras ese primer visionado el objetivo siempre fue grabar esa joya en una VHS. Meses después se emitió un domingo a las 06:30 de la mañana. Nunca más he vuelto a madrugar con esa ilusión.