Alejandro Jodorowsky ha dirigió 6 películas de las que sólo considera suyas las 3 primeras: “Fando y Lis (1968)”, “El Topo (1970)” y “La Montaña Sagrada (1973)”. Aunque no incluya “Santa Sangre (1989)", uno sigue pensando que es realmente magnífica al que ya le dedicamos un pequeño articulo. El control y la presión de los productores sobre sus otras películas (Tusk, El Ladrón del Arco Iris) hicieron que Jododowsky nos las considere suyas. Sus tres primeras películas son fascinantes, llenas de creatividad y con unas imágenes a recordar por muchos años. Me es difícil hablar del cine de Jodorowsky porqué me siento idiota utilizando cualquier adjetivo. Hay que ver sus películas y luego opinar, pero hay que verlas y superar los prejuicios iniciales.
Su opera prima es Fando y Lis (1968), adaptación de una obra de Fernando Arrabal con el que fundó el movimiento Pánico. Ya de entrada la descripción de los personajes es brutal: Fando es impotente y Lis paralítica. Durante todo el metraje la extraña pareja viaja por unas montañas esquivando todo tipo de obstáculos en busca de la ciudad de Tar. No nos engañemos, el film es surrealista y fascinante, pero es fácil agobiarse y desquiciarse por momentos. Es como ver “Un perro Andaluz” durante hora y media. Cuentan que en su estreno, Jodorowsky salió huyendo tras un intento de linchamiento e incluso alguien sacó su pistola para matarlo. En uno de los instantes más perturbadores, Fando abandona a Lis y topa con un grupo de ancianas que juegan al póker con melocotones. Tras rechazar a las viciosas ancianas, Fando es atacado por un grupo féminas sadomasoquistas que juegan a bolos con él. Demencial la escena y todo lo que prosigue.
Dos años después llega el western místico El Topo (1970). Digo western porqué hay caballos, revólveres y estética western, pero durante su visionado uno nunca sabe lo que esta viendo y sobretodo lo que verá. Esto es el cine de Jodorowsky: puede ocurrir cualquier cosa. Tras una contundente primera escena, el film pasea por todo tipo de sensaciones. Hay un magnífico duelo con un globo en el que el Topo mata a unos asaltantes, y como detalle simpático reconocer a uno de estos ladrones cómo él posteriormente cineasta Alfonso Arau. El Topo busca a los cuatro “Maestros del Revolver” y cada encuentro tiene su moraleja y su potencia visual. Pero si hay una escena acojonante es la ruleta rusa en la Iglesia. A grito de “Tú nos proteges, Señor”, los asistentes de la misa juegan con un revólver esperando la protección del Señor. El desarrollo de toda la escena y el clímax quita el habla. La parte final de “El Topo” se vuelca por completo en el misticismo y aunque tiene su interés, contrasta con su primer estilo de western flipado que tanto nos gusta. La película fue aclamada por John Lennon y se mantuvo en sesiones de medianoche durante un año. Película peyote donde las haya.
Su siguiente film sería La Montaña Sagrada (1973) y debía estar protagonizada por George Harrison. Cuenta el propio Jodorowsky que el beatle no actuó al no atreverse a mostrar un primer plano de su ano. Vista la escena a la que se refiere, no hay ni primer plano ni escándalo. Jodorowsky contó con un actor desconocido y realizó un film realmente indescriptible. Un ladrón conoce a un alquimista y este le presenta a las personas más poderosas del planeta. Tras unas delirantes presentaciones, el Ladrón se une al equipo y viajan en busca de la Montaña Sagrada. La escena final es toda una declaración de principios, pero si hay algo realmente bueno son las presentaciones de las personas más poderosas del planeta. Creatividad a 24 fotogramas por segundo en uno de los mejores instantes que ha rodado Alejandro Jodorowsky. De hecho, vale la pena destacar uno de esos momentos en otro artículo: Armas en La Montaña Sagrada de Jodorowsky
Su opera prima es Fando y Lis (1968), adaptación de una obra de Fernando Arrabal con el que fundó el movimiento Pánico. Ya de entrada la descripción de los personajes es brutal: Fando es impotente y Lis paralítica. Durante todo el metraje la extraña pareja viaja por unas montañas esquivando todo tipo de obstáculos en busca de la ciudad de Tar. No nos engañemos, el film es surrealista y fascinante, pero es fácil agobiarse y desquiciarse por momentos. Es como ver “Un perro Andaluz” durante hora y media. Cuentan que en su estreno, Jodorowsky salió huyendo tras un intento de linchamiento e incluso alguien sacó su pistola para matarlo. En uno de los instantes más perturbadores, Fando abandona a Lis y topa con un grupo de ancianas que juegan al póker con melocotones. Tras rechazar a las viciosas ancianas, Fando es atacado por un grupo féminas sadomasoquistas que juegan a bolos con él. Demencial la escena y todo lo que prosigue.
Dos años después llega el western místico El Topo (1970). Digo western porqué hay caballos, revólveres y estética western, pero durante su visionado uno nunca sabe lo que esta viendo y sobretodo lo que verá. Esto es el cine de Jodorowsky: puede ocurrir cualquier cosa. Tras una contundente primera escena, el film pasea por todo tipo de sensaciones. Hay un magnífico duelo con un globo en el que el Topo mata a unos asaltantes, y como detalle simpático reconocer a uno de estos ladrones cómo él posteriormente cineasta Alfonso Arau. El Topo busca a los cuatro “Maestros del Revolver” y cada encuentro tiene su moraleja y su potencia visual. Pero si hay una escena acojonante es la ruleta rusa en la Iglesia. A grito de “Tú nos proteges, Señor”, los asistentes de la misa juegan con un revólver esperando la protección del Señor. El desarrollo de toda la escena y el clímax quita el habla. La parte final de “El Topo” se vuelca por completo en el misticismo y aunque tiene su interés, contrasta con su primer estilo de western flipado que tanto nos gusta. La película fue aclamada por John Lennon y se mantuvo en sesiones de medianoche durante un año. Película peyote donde las haya.
Su siguiente film sería La Montaña Sagrada (1973) y debía estar protagonizada por George Harrison. Cuenta el propio Jodorowsky que el beatle no actuó al no atreverse a mostrar un primer plano de su ano. Vista la escena a la que se refiere, no hay ni primer plano ni escándalo. Jodorowsky contó con un actor desconocido y realizó un film realmente indescriptible. Un ladrón conoce a un alquimista y este le presenta a las personas más poderosas del planeta. Tras unas delirantes presentaciones, el Ladrón se une al equipo y viajan en busca de la Montaña Sagrada. La escena final es toda una declaración de principios, pero si hay algo realmente bueno son las presentaciones de las personas más poderosas del planeta. Creatividad a 24 fotogramas por segundo en uno de los mejores instantes que ha rodado Alejandro Jodorowsky. De hecho, vale la pena destacar uno de esos momentos en otro artículo: Armas en La Montaña Sagrada de Jodorowsky