El otro día vi la película más delirante que he visto en mi vida y sigo sin saber si me ha gustado o no. El protagonista es un famoso cantante de pop que ante la persecución de los fans opta por transformarse en un conejo de plastilina. Hasta ahí mi corazón aguantó bastante bien. Pero la trama se complica. Nuestro poderoso héroe juega con niños de seis años en el campo (ayyyyy!) y descubre los perversos planes del malo de la película, que resulta ser nada menos que Joe Pesci con coleta (ay!). Perseguido por los malos y acorralado en un callejón, el héroe opta por transformarse...¡en un coche deportivo! y huye velozmente por las carreteras. Mi corazón empezaba a sufrir de verdad pero creía que no podría superar lo del coche hasta que llegó el momento cumbre. Una vez más el prota está acorralado por los matones armados con rayos láser y cuando uno piensa que está realmente jodido, ocurre el milagro: nuestro cantante héroe se empieza a transformar en una especie de Mazinger Z hasta llegar a convertirse en una ¡Nave Espacial!...que destruye a todo y a todos!. Finalmente se reúne con sus amigos niños (aaaay!) y fin. La película se llama “Moonwalker” y el héroe que se transforma en coche se llama Michael Jackson. Como detalle destacar que el guión es del gran escritor David Newman, el guionista de “Superman” o “Boonie and Clyde”. Todo esto se explica cuando los créditos del film nos explica que la historia y el argumento original es del propio Michael Jackson. Seguro que David Newman nunca se lo ha pasado tan bien escribiendo una historia tan delirante como la de “Moonwalker”.