En aquella maravillosa anomalía dirigida por Irvin Kershner, James Bond y Maximillian Largo se enfrentan por primera vez jugando a Dominación, un videojuego de conquista planetaria. Eran los inicios de los ochenta y el primer país del juego salía barato a modo de prueba. De rodarse un remake, ahora el precio de ese país ya no sería el mismo. Ni siquiera aparecería en las opciones.
Nunca digas nunca jamás (1983).