Recopilo mentalmente el clásico instante mátame-por-favor, que habitualmente implora un personaje secundario a uno principal en una situación ultra-dramática, y me quedo con la emotiva escena final de aquel film bélico con reparto de pre-jubilados. Estaban Richard Burton, Roger Moore, Stewart Granger y sobretodo, y por encima de todo, Richard Harris, ese gran rostro que con sólo una mirada ya te avanzaba que algo jodido estaba a punto de ocurrir. Padre ausente y héroe sacrificado en… Patos Salvajes (Andrew V. McLaglen, 1978).