Vivir rodando fue mi venganza por Johnny Suede. El director de fotografía al que despedí fue el modelo absoluto para el personaje de Wolf en Vivir rodando. Pero, como se puede ver, me porté demasiado bien con él. Wolf aparece como un tío adorable. Vivir rodando podría haber sido, sin el menor problema, como La hora del lobo (1967) de Bergman. Podría haber sido una película de terror. Las personalidades retorcidas que pueblan este negocio son alucinantes. La mayoría de la gente se mete en el mundo del cine por motivos equivocados. A veces, te encuentras con gente y personajes que sencillamente no escuchan, da igual lo que les digas. Ése es uno de los aspectos de este negocio con los que más cuesta enfrentarse, y yo los tuve en cantidades anormales en Johnny Suede.
Tom DiCillo en
Mi primera película (Stephen Lowenstein) Alba Editorial, 2001.