Bruce Lee y una metáfora de la masturbación. |
Caigo en las páginas del volumen John Woo y el cine de acción de Hong Kong (2000), me salto las introducciones, dejo a Jackie Chan para otra ocasión y me centro en Bruce Lee. El texto resume los hechos de su misterioso final: murió en casa de la starlette Betty Ting Pei a causa de una hemorragia cerebral. En su cuerpo se encontraron restos de cannabis, sustancia a la que su cuerpo era sumamente sensible. Aunque no queda claro que cantidades tan pequeñas provocaran su muerte. Si el asunto contenía tantas lagunas era porque en realidad no querían rebelar el paradero de Bruce, todavía casado con Linda Lee. Así que la ultima noche del actor se forma con un confuso cóctel de prostituta+drogas. Algo impensable para un maestro de las artes marciales. Sobretodo visionando sus cuatro películas principales en las que Lee nunca parece acabar de amar. Muchas putas, doncellas virginales apuradas de problemas, pero poco sexo.
Kárate a muerte en Bangkok (1971): Sólo cuando
cae borracho parece que Bruce Lee practica sexo. Y en realidad no queda
del todo claro que ocurra algo. Parece que la prostituta de la escena
tendrá que ingeniárselas para poder interactuar con el emborrachado
karateca. Al despertar, el amigo Bruce huye escandalizado del burdel con
la mala fortuna de toparse con su enamorada en la salida. El Big Boss se lo monta fatal.
Furia Oriental (1972): Nacionalismo a hostias.
Los chinos son los buenos y los japoneses los villanos a los que hay
patear la cara. Aquí no hay tiempo para ningún tipo de pasión. Aunque
Bruce tiene una novia y pretenden casarse el orgullo y la venganza
ocuparán todo el metraje. Naturalmente los japoneses son tan villanos
que disfrutan de geishas y otras cariñosas damiselas. Bruce no tiene
tiempo para mariconadas y su vanidad pesa más que cualquier erección.
El Furor de Dragón (1972): Una
prostituta italiana seduce a Bruce con la mirada y se lo lleva a casa.
Pero parece que nuestro amigo no acaba de entender el concepto y, al ver
a la italiana desnuda, huye abochornado a lo Benny Hill. Otra virginal
damisela parecerá enamorar a nuestro karateca pero, antes de que la cosa
vaya a más, aparecerá el bueno de Chuck Norris para provocar a nuestro
protagonista. Posible homo-interpretación.
Operación Dragón (1973): Venganza y putas para
los demás. Los secuaces del villano Han acosan a la hermana de Bruce
que, antes de ser quebrantada, optará por un harakiri vía-puntiagudo-cristal.
Ya tenemos motivación para Bruce. Y llegan más putas, en este caso las
señoras de compañía que Han ofrece a los participantes del torneo de
artes marciales. Pero una vez más, Bruce sólo piensa en venganza y no
tiene tiempo para señoritas. Sus compañeros americanos compensarán la
situación. John Saxon con la sugestiva madame y Jim Kelly con su
particular harén.