
La otra tarde me topo con Chimo y empieza a contarme como conoció a Lila. Y ya desde el minuto uno me rindo a la propuesta, por la escena del ciclomotor y por los siguientes encuentros. Y cometo el error de leer lo que dicen los otros y me suena todo a prefabricado y no devuelven la pasión que les han regalado. Y será lo que quieras pero la hostia final no me la esperaba y no la quería, sobretodo ante una (película) tarde de tanta armonía. Y es que como ya dijo Cels Piñol en sus Fanhunters, una chica que lee cómics es casi perfecta. Pues eso. Pero si tras leer esto, ignoran mi prohibición y deciden verla, recuerden que esta película fue dirigida por el primer operador de cámara de Tarantino a partir de la novela del misterioso (y anónimo) Chimo. Y luego ya fue mía para siempre.