Si me enchufan a la máquina de la verdad tendré que confesar que, dentro del universo de Kevin Smith, el título que me ha hecho reír más y mejor ha sido esa auto-felación cinematográfica llamada Jay y Bob el Silencioso contraatacan (2001). Tras los créditos, despide la locura el Dios de este universo. Pero no me obliguen a volver a ver Dogma (1999), por el amor de Alanis. Ya no hablemos de Jersey Girl (2004) o dispararemos entre los ojos.