Que no eres objetivo con tu trabajo es falso: es un invento para producirte inseguridad. Un director sabe mejor que nadie dónde están los fallos en su película, es el que sufre incluso físicamente esos fallos. Uno ve su película después de terminada y lo que está bien le gusta mucho pero lo que está mal le provoca pinchazos en el estómago. Una escena mal resuelta, un diálogo flojo, una toma mediocre es como una lanza atravesando tu costado. Desde luego debes escuchar los consejos de otra gente pero es importante que uno cometa sus propios errores. Cuando sigues el consejo de alguien y no estás muy seguro de hacerlo normalmente toma la forma de cagada en tu película. Si con los errores propios sientes la mencionada lanza en tu costado, cuando ves en tu peli un error producido por un consejo ajeno es como si unas tenazas hirviendo aprisionaran tus testículos
Texto completo en el blog de Borja Cobeaga en Club Cultura
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