Aunque sólo rodaron dos películas juntos (Blue Velvet, Corazón Salvaje) la pareja Lynch-Rossellini despertaba un potente magnetismo que construía cine y creaba morbo. El adjetivo lynchiano nos hacía pensar en la Isabella de ese terciopelo azul. Y aunque su Perdita Durango no fuera más que una Frida Kahlo con buenas intenciones, no hacía falta que estuviera filmada por Lynch para ser una chica Lynch. Era Lynchiana de pies a cabeza. En una película o en anuncio de cosméticos. Todo lo contrario que Laura Dern. La rubia actriz también participó en ambos films e incluso ha protagonizado el último trabajo de director: la inabarcable Inland Empire (2006) Así que con tres films en su filmografía la deberíamos considerar musa de Lynch. Pero no es el caso.
Laura Dern no despierta el misterio necesario. En aquel terciopelo era la chica bien que se ruborizaba por los descubrimientos de su novio. Pero tanto su novio como el espectador nos inclinamos por la inestable Rossellini. En aquel corazón salvaje ocurre algo parecido. Laura Dern vuelve a ser una chica bien, bastante insoportable en general, cuyo novio (Sailor) se verá envuelto en oscuras tramas. Isabella aparecerá brevemente en su camino, despertando no sólo más interés que la chica bien, si no dando a entender un pasado romance con el propio Sailor. La protagonista de Jurassic Park (1993) queda encasillada como reverso blanco en un mundo de continuos claroscuros. Necesario reverso blanco pero siempre blanco y aburrido, siempre a la espera de que esa oscuridad se cruce en su camino. Eso sí, hay que alabar el trabajo de Dern en su sufrido papel de Inland Empire.