En Perdita Durango (1997) había una metáfora entre los protagonistas y dos coches que chocan. La metáfora estaba bien pero la peli era floja. Hal Needham cuenta lo mismo y sin necesidad de metáfora. ¿Quién necesita simbología cuando tienes un Pontiac Firebird Trans Am?. Y si lo conduce un Burt Reynolds en esplendor chulesco, menos. Y ya no digamos si este piloto bigotudo se topa con una Sally Field incapaz de casarse. Si juntamos estos elementos y le añadimos la presencia de Jerry Reed como hombre de nieve, conseguimos una divertida peli de persecuciones y destrozas varias. En el instituto, Parker Lewis se salía siempre con la suya, seguido muy de cerca por Ferris Bueller. Aunque nadie lo cuente, estos chavales crecen y se convierten en Bandido, el caradura de la carretera. Aunque la música country del film puede crispar a más de uno y dos.