Esto empieza a preocuparme. Resulta que soy seguidor de Randal Kleiser y ni lo sabía. Porque una cosa es que me suene su nombre como director de Grease (1978), y la otra es que también sea el firmante de El Lago Azul (1980) y El Vuelo del navegante (1986). Pero hay algo peor. Incluso he visto El chico de la burbuja de plástico (1976), telefilme con un Travolta enfermizo antes de toparse con De Palma. Así que seguidor de Randal Kleiser me debo declarar. Y aunque hubiera querido ser Danny Zuko y bailar con Sandy, aunque me hubiera perdido en la isla de Brooke Shields, me temo que hubiera preferido ser como el chaval de El Vuelo del navegante. El eslogan es genial: “David llega ocho años tarde a cenar y su familia quiere saber por qué. Pero él tiene una excusa absolutamente fantástica”. Esto va de aventuras infantiles pero en esta ocasión el chaval protagonista las vive solo. Supongo que por eso, los que nunca tuvimos grupo de aventuras, veíamos con pasión y escepticismo las excursiones corales de Los Goonies (1985). Lo que no voy a poder evitar es soltar ¡Cumplimiento! cada dos por tres, pero si que evitaré hablar más de este vuelo a riesgo de destripar el argumento. ¡Cumplimiento!.