A Paul Schrader (1946) le debemos muchas cosas. Cómo guionista le debemos que Robert Mitchum utilizara una katana en Yakuza (1974), que Brian de Palma perpetrara su particular Vértigo en Obsession (1976) y sobretodo: Que Martin Scorsese filmara cosas como Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980) o la infravalorada (pero excelente) Bringing Out the Dead (1999). Su faceta como realizador no está demasiado valorada y rara vez se le menciona, pero aunque no lo parezca Paul Schrader es director de cine. George C. Scott buscaba a su hija desaparecida en Hardcore, un mundo oculto (1979), Richard Gere buscaba fortuna a ritmo de Blondie en American Gigoló (1980), un estupendo Willem Dafoe se reunía con una no menos estupenda Susan Sarandon en la estupenda Posibilidad de escape (1992), Nick Nolte se arrancaba una muela y de paso le daban el Oscar a James Coburn en Aflicción (1998), y Greg Kinnear con el habitual Dafoe descubrían las utilidades de una cámara de video en Autofocus (2002). A falta de visionar otros de sus títulos, cae en mis manos Blue Collar (1979), su opera prima. La llaman irregular, pero a mí me parece un debut fantástico, con unos actores emblemáticos: el malogrado Richard Pryor, el siempre duro Harvey Keitel y el mítico Yaphet Kotto. Tres amigos trabajan en una cadena de automóviles. Hay deudas y están apurados. Además están asqueados con el sindicato que debería protegerles. Un día, a Zeke (Richard Pryor) se le ocurre una idea. Y hay empieza todo. A destacar el personaje de Smokey (Yaphet Kotto), un ex presidiario filósofo:
“Enfrentan a los veteranos contra los novatos, los jóvenes contra los viejos, los negros contra los blancos, para mantenernos a todos en nuestro lugar”
“Enfrentan a los veteranos contra los novatos, los jóvenes contra los viejos, los negros contra los blancos, para mantenernos a todos en nuestro lugar”