Kubrick destruyó su primera película, Fear and desire (1953), aunque hay dos copias salvadas en un museo. Su segundo film El beso del asesino (1955) es un buen ejercicio de cine negro, algo aburrido aunque con una parte final potente. El milimétrico robo de Atraco Perfecto (1956) sigue siendo su mejor trabajo. Aparece Kirk Douglas y rueda trincheras a ritmo de travelling en Senderos de Gloria (1957). Douglas despide a Anthony Mann y llama a Kubrick para que termine Espartaco (1960): Si han visto Gladiator les sonará todo. Aunque su Lolita (1962) es mítica, prefiero el remake que rodó Adrian Lyne. La amenaza nuclear obsesiona a Stanley y rueda Teléfono Rojo, ¿Volamos hacia Moscú? (1964): increíble Peter Sellers y final apoteósico. 2001, una odisea en el espacio (1968): El público se aficionó a ver el film colocado. Con drogas o no, hay que ver este viaje sideral. La naranja mecánica (1971): jóvenes que dan palizas a vagabundos con frustrados intentos de rehabilitación: nuestro presente. Barry Lyndon (1975): Dura 3 horas, es lenta a rabiar pero con paciencia se puede disfrutar este fresco filmado. El Resplandor (1980): 1) Visionarlo de noche. 2) Se recomienda VOSE: el doblaje es de Verónica Forqué. 3) Ir a dormir sin encender la luz. La chaqueta metálica (1987): 1ª parte: el recluta patoso saca de quicio al sargento. 2ª mitad: pura guerra con un francotirador sin piedad. Conclusión: el mundo es una mierda pero sigo vivo. Eyes wide Shut (1999): Una discusión con Kidman y Cruise fumados son una de las grandes escenas de este testamento fílmico. La editó, la mostró y murió.