La única pega del salón de este año: “Prohibido pintar en las paredes”. Una de las mejores cosas del Salón del Cómic siempre ha sido poder pintar en las paredes. Dibujos, reivindicaciones, textos…a los visitantes siempre les ha gustado dejar su huella. Ya no es sólo el momento egomaníaco de cualquier aficionado (primer), es algo visceral. Rodeado de dibujos a uno le entran ganas de dibujar.. No se le puede negar ese único placer al personal. Las paredes pintadas siempre han dado vida al Salón del Cómic. Y es que como decía una famosa pintada: El blanco es aburrido.