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El otro día entrevistan a la modelo y actriz Blanca Romero (la profesora que se lía con el alumno) y el periodista le pregunta por antiguas ofertas: "-Sí, tuve más propuestas. Cine y televisión. Pero no me atreví. Me llamó Brian de Palma y me llevó a su casa. Era para hacer el papel de Verónica en Femme Fatale-". El film empieza con un robo en pleno Festival de Cannes. Verónica es una actriz que asiste al festival con un valioso traje enroscado de diamantes. Una experta ladrona (Rebecca Romijn-Stamos) liga con ella y se enrollan en los lavabos del festival. Finalmente el papel de Verónica lo interpretó Rie Rasmusen y es toda una sorpresa que el viejo Brian pensara en Blanca Romero.
Siempre se califica la obra de Brian de Palma como irregular y es cierto, pero eso no debería ser peyorativo. Empezó con sus films indies de los 60, saqueó a Hitchcock, resucitó a Elliot Ness, le hostiaron con una hoguera vanidosa, volvió a sus orígenes, nos presentó las formas de Carlito Brigante y rodó la mejor misión imposible. Tras toda una vida de cine, ahora son los demás lo que saquean su estilo imparable de planos secuencias y pantallas divididas. Todo su imaginario se reunió en la delirante y extraordinaria Femme Fatale (2002). Un homenaje de Brian de Palma a Brian de Palma, algo así como una autofelación artística.