Siempre hay alguien que lo había pensado antes. Ocurre siempre. Ocurre por todas partes. Parece como si la cigüeña de la ideas se plantara en tu chimenea y tras dejar la idea para que la recojas, siguiera volando para dejar la misma idea en otro punto del mundo. Los mal pensados siempre hablan de copia o de plagio. Uno prefiere pensar en esa cigüeña. Estas coincidencias ocurren sobretodo en los gags de algunas comedias. Uno de los mejores trabajos de los Coen fue El Gran Lebowski (1998), celebrada comedia con un Jeff Bridges metido en una alocada trama. Cuando muere uno de sus colegas, John Goodman y Bridges llevan las cenizas a una montaña para esparcirlas. El cafre de Goodman las lanza y una ola de viento las devuelve hacia el rostro de Jeff Bridges. Es uno de los gags más recordados del film junto a John Turturro bailando Hotel California. El otro día me propuse revisar el cine de Mel Brooks, un director que nunca ha gozado de prestigio pero que a mi me parece entrañable y divertido. Vale, no todos sus chistes tienen gracia, pero ¿hay algún cómico imbatible?. Sigo recordando más sus gags de Spaceballs (1987) que la parodiada Star Wars. Los años 90 no fue su mejor época pero rodó ¡Que asco de Vida! (Life Stinks, 1991), un título que todavía no había visto y que tiene su gracia. Un poderoso magnate se convierte en mendigo para ganar una apuesta que le puede proporcionar mucha más fortuna. Un compañero mendigo muere y Mel Brooks y sus colegas se disponen a lanzar las cenizas en el terreno deseado. Esta claro lo que ocurre con la aparición del viento. Siempre hay alguien que lo había pensado antes, pensaron los Coen.