19 de septiembre de 2007

La segunda mitad de "Death Proof"

No se puede ver Death Proof en un jodido multisalas con niñatos de este siglo haciendo el capullo. Este homenaje a las “Grindhouse” se debe ver en un cine que de juego. En Barcelona hay la combinación perfecta. El antiguo Cine Rex nos da la ambientación idónea para disfrutar de este divertimento que nos presenta Tarantino. Como ya se hablado demasiado de este director y de su película dejo clara mi postura acerca de su filmografía: De acuerdo, sus mejores obras siguen siendo sus films iniciales “Reservoir Dogs” y “Pulp Fiction”. Nunca más volverá ese cine. Si aceptamos eso, podremos disfrutar sin complejos de sus caprichos cinéfilos sobre samuráis o sobre películas de coches. Este “Death Proof” es imperfecto como lo son la mayoría de films. Una primera parte demasiado larga llena de diálogos forzados serian básicamente sus defectos. Ahora bien, cuando es bueno es bueno. Tomemos como punto de partida el violento viaje entre Kurt Rusell y Rose McGowan. Todo lo que viene después es magnífico. Todo.