6 de octubre de 2006

"La Cosa" de John Carpenter

Cuando tenía 10 años vi una escena terrorífica en la que un perro se transformaba en un bicho repugnante y empezaba a matar a otros perros con los que compartía jaula. Los ladridos de aquellos perros y el rojo profundo de la sangre impregnaron mis recuerdos de aquella escena. Mi padre grabó aquella película y días después pude visionar su metraje en totalidad. Se llamaba “La Cosa” y estaba firmada por un señor que se llamaba John Carpenter. Además de la escena comentada, me perturbó mucho ese final apocalíptico en que los dos protagonistas tienen el último diálogo. Era la primera vez que veía un final sin esperanza, un corte en seco al espectador que te decía “estos dos están bien jodidos”. Yo tenía 10 años y, incapaz de asimilar esa tragedia, le pregunté a mi hermano que les pasaría a los dos personajes. Cuando me lo explicó entendí que habían finales infelices, pero también aprendí que había que seguirle la pista al creador de esa aberración magnifica que fulminaba a todos. Desde aquel entonces, el destino hizo que me topara con más películas de este señor como “1997,Rescate en Nueva Cork”, Christine, “Asalto a la comisaría nº13” o “Halloween” y fue ayer, cuando volví a ver “La Cosa” cuando comprobé que había sido fan de toda su filmografía y no me había dado cuenta. El film del que os hablo sigue siendo fantástico y terrorífico, y hoy en día es difícil encontrar algo así. De echo creo que debemos remontarnos varias décadas para encontrar una atmósfera tan sobrecogedora como la que fluye en “La Cosa”. El argumento puede parecer mil veces visto porqué cuenta la situación de un grupo de hombres en una situación jodida luchando contra un alienígena que les quiere joder. Pero esta es la de las pocas películas que te mantienen acojonado durante 2 horas en una historia llena de silencios, de ruidos, de nieve y de personas que no son lo que parecen. Saludos desde aquí a un gran creador como fue John Carpenter, el hombre que revolucionó el género fantástico durante los 80 para ser copiado repugnantemente por sus alumnos en los años 90.