
Si el original de 1974 ya era prácticamente perfecto, viendo la nueva versión sólo me queda invocar el nombre de Joseph Sargent, tararear la música de David Shire y visualizar un reparto en el que hasta los pasajeros del vagón secuestrado tenían personalidad. Los que tengan intención de hacerse con este remake por favor cambien de idea y consigan el Pelham original. Eso sí, si quieren hacerse con un Scott tienen opciones mucho más consistentes. Palabra.