La primera vez que vi The Blues Brothers (1980) fue en televisión y bajo el título Granujas a todo ritmo. No me entusiasmo demasiado, pero creo que el horario nocturno y los continuos cortes publicitarios tuvieron que influir. La imagen de Jack y Elwood Blues se repetían continuamente en camisetas y muñecos, pero ni siquiera su secuela Blues Brothers 2000 (1998) me hizo volver a al original. Con el tiempo, y por inercia, me iba acercando a otros títulos del director, con especial cariño a la estupenda Un hombre lobo americano en Londres (1981). John Landis siempre me ha caído bien. O todo lo bien que te puede caer un cineasta a través de sus entrevistas y declaraciones. Se le nota honesto, apasionado y algo resignado ante los nuevos tiempos que le han apartado. Resignado pero también orgulloso de ser recordado por sus primeros films, a los que hay que añadir la pionera Desmadre a la americana (1978). Muchos años después, en concreto esta semana, me rindo sin complejos a John Belushi y Dan Aykroyd. Por sus chifladas persecuciones con olor a sheriff. Por su descaro a la hora de destrozar un centro comercial. Por su clímax con todo el ejercito del país tras ellos. Por su locura y por sus ganas de divertir. Me rindo ante el carisma ochenteno de John Belushi. Pero sobretodo me rindo ante uno de los instantes del film: Theme from Rawhdie