Si escribes un personaje frío, retorcido y perverso no tienes más remedio que llamar a Isabelle Huppert. Michael Haneke nos regalaba a una terrible Huppert en La Pianista (2001) y Christophe Honoré completa la doble sesión con Ma Mère (Mi madre,2004). La Huppert es la madre. Louis Garrel es el hijo. Se huele el mal rollo y la tragedia. Uno de los mejores instantes que filma Honoré es el plano secuencia-bajo-lluvia que interpreta un sacrificado Garrel. Por cierto, después de Soñadores (2003), ¿Louis Garrel tiene alguna cláusula en su contrato que le exige masturbarse en cada película?.
“Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada para hacer cosas que no deben. Están atestados de toda injusticia, perversidad, avaricia y maldad. Están llenos de envidia, pensamientos homicidas, contiendas, engaños y perversidades. Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios. Ésos que conocen el juicio de Dios y siguen practicando tales cosas son dignos de muerte. No sólo las hacen, sino que también se complacen con quienes las practican”
“Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada para hacer cosas que no deben. Están atestados de toda injusticia, perversidad, avaricia y maldad. Están llenos de envidia, pensamientos homicidas, contiendas, engaños y perversidades. Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios. Ésos que conocen el juicio de Dios y siguen practicando tales cosas son dignos de muerte. No sólo las hacen, sino que también se complacen con quienes las practican”