Una vez más, la genialidad se encontraba pegada en una pared de Barcelona (El Raval). El mensaje es claro: “No Pakis, No Party. Sin ellos la noche termina demasiado pronto para los que no podemos/queremos pagar discotecas. Gracias por la cerveza fría, amigo.” Otro día hablaremos de los badulaques pakistaníes y de cómo nos salvan un domingo por la noche cuando queremos una barra de pan.
Fotos: Pere Koniec.