A Samel Fuller le da tiempo hablar sobre la maldad humana infligida a un precioso animal mientas el piano de Ennio Morricone entristece cada escena co-escrita por Curtis Hanson. También le da tiempo de meterle una puya a George Lucas, que por entonces ya había cambiado las reglas del juego con hipervelocidad y merchandising a tope.
Perro Blanco (Samuel Fuller, 1982)