Me vuelve loco cuando Gena Rowlands tirotea a los gangsters del coche ante el acojone del niño al que protege. Me vuelve loco cuando el coche vuelca, la Rowlands llama un taxi y suena la música de Bill Conti, que es un señor que llevaba emocionándonos desde Rocky (1976). El resto de la cinta también me vuela la cabeza en varias ocasiones pero, al igual que el magistral tiroteo inicial de The Killer (John Woo, 1989), no podré evitar rebobinar y volver unas cuantas veces a la escena mencionada. Y naturalmente una cosa me lleva a la otra y el tema de delincuente-huyendo-en compañía-de-crío-al-que-coge-cariño me recordará que, a pesar de venir de rodar Sin Perdón (1992), para el que esto escribe la mejor cinta de Eastwood sigue incluyendo una máscara de Casper.
Gloria (John Cassavetes, 1980).