Me obligan a elegir y decido que las tres voces de mi vida serán Astrud Gilberto, Annie Clark y Laetitia Sadier. A la Gilberto no podré conocerla por cuestión generacional pero mi amigo NP afirmó verla en uno de sus últimos tours europeos, por lo que el grado de separación se reduce a uno. Petición: el día que muera la cándida Astrud me gustaría leer sobre algo más que su Ipanema, como por ejemplo su desesperado Berimbau. Sigo defendiendo a la rizada cantante de St.Vicent sin encontrar a absolutamente nadie que comparta mi pasión por la alienígena de Annie Clark. Algo así como un pequeño diamante indie ignorado en una paradita de mercado lleno de bisutería. Y además siempre asociaré su álbum Actor (2009) con MK y eso siempre le da más sentido a los espacios y a los tiempos. Ahora es cuando llega la cantante de Stereolab y me sorprendo a mi mismo recordando aquella improvisada conversación con ella gracias a la super traducción de RS. Hace millones de años, o quizá no tanto, acompaño a LM a una tienda vintage en la que suena el álbum Sound Dust (2001) y desde entonces el (en)canto suicida de la Sadier se habrá metido en mi cerebro e incluso en mi último proyecto difuminado. Cuidado con lo que pides porque ya sabes cómo va la cosa y en lugar de que sea yo el que tome un avión para escuchar su Auscultation to the Nation, será la Sadier la que termine cantando este tema en el mismo teatro en el que tiempo atrás presenté Policromía (2010). Antes de que la noche eclosione etílicamente junto a MM, RS y otras criaturas del averno, le cuento a Laetitia cuatro paridas by the sea y, además de proponerle matrimonio, le hago una promesa de futuro a la que responderá con humor. Asterisco. No me olvido de dar gracias a OM por sus amables atenciones y justo cuando iba a poner el punto final a todo esto aparece Isobel Campbell con su Amorino (2003) y me descuadra todo este texto y todo lo demás cuando la brisa empieza a susurrarme su nombre.