Fotograma: James Coburn en Flint, agente secreto (Daniel Mann, 1966). |
El esquema siempre es el mismo: Fotógrafo hace foto y la cuelga en internet. Medio de comunicación profesional coge la foto y la añade a su artículo. Ni pide permiso al fotógrafo ni mucho menos se plantea pagarle por su trabajo. El fotógrafo termina enterándose y reclama. El medio de comunicación profesional rectifica y acredita al autor de la foto. Desenlace suave. Pero ocurre que quizá el medio de comunicación recibe ingresos por publicidad. En ese caso, el fotógrafo se siente violado y además de explicaciones pide una compensación o tributo por su foto. El Medio de comunicación profesional pondrá excusas de todo tipo y finalmente, según se vaya calentando el fotógrafo, terminará borrando la foto robada para ahorrarse problemas y zanjar la cuestión. Eso le ha ocurrido a muchos, también a mí. Podría contar que un día abro un diario local, con publicidad insertada, y me topo con una foto robada. Podría contar mis reclamaciones y otras aburridas explicaciones. No vale la pena, el cansancio te conduce al desenlace suave. Pero obtengo una valiosa información: si han utilizado mi foto es porque en ningún momento he dejado constancia de que no podían hacerlo. Parece absurdo pero no es nada nuevo. Protege tus cosas. Si durante la adolescencia no le propinas un puñetazo a aquel idiota no dejará de molestarte, si no cierras la puerta es probable que algún energúmeno termine entrando y si no atas la bici a una farola…ya sabes. Mira tú entorno, recuerda aquella historia y encontrarás más ejemplos en todo tipo de grados. Protege tus cosas. Inserta tu marca de agua en la foto y esquiva a los ignorantes, inconscientes y perezosos. Ya lo decía Mickey Oliver: Anticípate.