Infancia. Entre persecución y persecución te llamaban la atención algunos detalles semi-eróticos que no aportaban nada a la trama pero que quedaban latentes allí donde quedan las cosas latentes. 1) Los atracadores llevan mascaras de cerdo y apuntan sus escopetas contra cajeras de escuetas faldas rojas. Y llegan los gags carnales. 2) Uno de los bicivoladores le toca el culo a una mujer de falda corta y esta le arrea erróneamente una hostia al tipo del banco. Esta confusión provoca que 3) Un maniquí femenino termine en la cara de un vicioso cura que pasaba por allí. Aunque el detalle más inquietante es la invisible relación entre la policía y su compañero de placa. Durante la escena nocturna del cementerio, los policías captan la frecuencia de nuestros amigos bicivoladores. Antes de eso, 4) la mujer policía le come la oreja y masajea a su compañero ante el despiste de su siempre cabreado superior. Y ya nunca sabremos más de todo ello. Efectivamente, los detalles hacen poderosa una historia. Los detalles incompletos todavía más.