Cada cuatro o cinco años te vuelvo a mirar, para comprobar que sigues igual de bella, igual de mágica. Tus hermanas también me gustan bastante pero ya sabes que tú eres mi favorita, por ese inicio telefónico, por esa modelo bebiendo agua en botella de plástico, por esa perra atropellada a ritmo de Preisner, por todo lo demás y sobre todo, por ser una asombrosa cinta con viajes temporales sin flashbacks ni máquinas del tiempo.
Tres colores: Rojo (Krzysztof Kieslowski, 1994).