Gif: Isabelle Adjani en La Posesión (1981). |
Hace ya una década de aquel concierto acústico en los que me encuentro
con el telonero y con el artista principal. Y dos detalles siguen rebotándome
de todo aquello. Oigo al artista principal cantar sobre cosas sencillas,
cosas sensibles, cosas costumbristas y un montón de alusiones a esta sociedad
superficial y de consumo. El público cumbayá traga de lo lindo y surgen los
mecheros. Final del concierto y efecto hormiguero. Reparo en una explosiva
chica que parece salida del Playboy o si me apuras del Interviú. Hago mis
investigaciones y alguien me lo cuenta al oído: es la novia del artista
principal y comprometido. El Bmw les espera en la calle. Antes de que todo
termine, el telonero se acerca al artista comprometido y utilizando una
confianza imaginaria le acaba preguntado que hay que hacer para triunfar en el
mundo de la música. El tono de la pregunta, como aquel que renuncia a un
crucigrama y termina mirando las soluciones, sigue rebotando en mi cerebro como
señal de advertencia. Un tono de pregunta de aquel que no se plantea las
palabras insistencia, constancia, paciencia, trabajo, estudio, autocrítica y
observación. Un tono de inconsciencia de aquel que ignora que sólo saliendo de
la zona de confort se abraza el riesgo y con éste la posibilidad de explorar
algunas cosas interesantes y si tienes suerte magnificas. Aunque sean
superficialmente magnificas, de eso sabe mucho el artista comprometido.