Me
llenan el pendrive de cosas interesantes y como el orden de los
factores no altera el producto me miro La chispa de la vida (2011)
que estaba pendiente. Y no me desagrada tanto como la balada triste
pero desde que el tipo se clava el hierro ya tengo ganas de que
muera. Y será el calor o algo pero, al igual que en Perdita
Durango (1997), que manía de congelar el frame final cuando la
cosa está protagonizada por un actriz internacional. La importo en
el Premiere, le quito esos segundos y finalizo con el plano general
que podría recordar el desenlace de El tercer hombre (1949),
pero sin una Salma Hayek chutando la perversa maleta. Salto a
otra pieza nacional y de entrada me acojono con Carmina o revienta
(2012) y el tono tan ozú que en ocasiones necesita subtítulos.
Pero Paco León demuestra ser más inteligente que nuestros
prejuicios y se casca un meta-relato-ibérico que funciona de forma
inexplicable. Recuerdo aquella vez que, estando yo tras el mostrador
de una tienda, el actor me pidió alguna cinta de John
Cassavetes. Y que mala suerte la de Paco porque ese día se había
agotado todo lo bueno y sólo quedaba alguna selección de obras
menores. Tras la dosis hispana, inicio algo desconocido y muy
delicado. Emily Browning se convierte en la sobrina de Belle
de jour (1967) y se adentra en un mundo de somníferos y
fantasías sexuales. Y ya vale o no tendréis la suerte de visionar
Sleeping Beauty (2011) con el importante factor sorpresa que
merece. Una cinta frágil en forma y perversa en fondo que no
conviene zarandear en Google o se os romperá en las manos. Y hagan
el favor de guardarse los kleenex que esto es un drama de culto.
Buenas noches y vigilen su almohada.