29 de agosto de 2011

“Policromía” vista por Laia Masó


Termina el summer time y aterriza una nueva aportación al Polychromy Drawing Project. La actriz de Policromía (2010) recrea dos instantes que filmó y nos regala dos fantásticas ilustraciones con ambiguas lecturas. De espíritus y sentimientos de culpabilidad, pasando por maestros del skate o artistas del graffiti con derivaciones adolescentes. Like a virgin-decía la cantante. No os perdáis Una de cal y otra de pena, el blog donde Laia Masó construye un mundo de textos curiosos y poesías saltarinas. Y en breve en ese mismo espacio, más inquietantes dibujos rodeados de cal y pena.

26 de agosto de 2011

Marchando un menú McTiernan

Si lo pienso un segundo, la explosión de la tercera inicia lo mejor de la saga. Y leo en alguna parte que Vigalondo la incluye en un ranking y creo que podríamos estar horas cascando sobre el trabajo de McTiernan en general y en concreto. Me arriesgo a pontificar que la tercera jungla es el mejor capítulo de la saga, pero si lo pienso algo más de dos segundos, me obligo a rescatar el original y entonces el tiempo pone las cosas en su sitio. Y las pasiones momentáneas quedan apartadas por el poder que desprende el Nakatomi y todos sus invitados. La cosa no varía. Nos quedamos con el primer McClane seguido muy de cerca de la aventura entre bombas y acertijos. Pero queda un tema. El patito feo del que, sin llegar a ser feo, todos reniegan y hasta intentan olvidar. La segunda parte y toda la historia del aeropuerto se resiste en mi recuerdo y me da pereza darle al play. Pero el rigor es el rigor y a uno le cae bien Renny Harlin desde que hiciera escalar a Stallone con bastante riesgo. Entre maletas y torres de control, McClane lucha contra los terroristas y sobretodo contra la necedad de policías y burócratas. No sabría describir los síntomas con precisión porque aunque Willis cumple y la trama cumple y la acción cumple, hay algo de hastío y antipatía cinéfila en todo ello. El síndrome del padrastro Harlin nos hace invocar a un McTiernan que no llega. Aunque si buscamos el villano que más victimas ha provocado en la saga deberemos apuntar a esta secuela en que mueren todos los pasajeros de un accidentado avión sin combustible. Al menos que te recuerden como el más bruto. Se hace tarde. Recojo la chaqueta y me marcho a casa cuando, dentro del ascensor, reparo en la cuarta entrega. El escalofrío hace que el sistema de bloqueo se active. El ascensor se detiene y se apagan las luces. Grito a cascoporro pero nadie contesta. Una sensación con rostro de Kathryn Bigelow me implanta las imágenes a modo de días extraños. Veo a McClane como un dinosaurio analógico en una era digital. Ahora el héroe es un padre celoso de una adolescente con ganas de ser adolescente. Por el camino deberá escoltar a un hacker avanzando en las dieciséis calles de una ruta suicida. Un McClane completamente divorciado y desquiciado lanza un coche a un helicóptero y da de hostias a una sexy oriental. Ocurren otras cosas pero antes de convertirme en otro intolerante analógico, abro el techo del ascensor y huyo entre cables y peligros invisibles. La ingenuidad se apodera de mí cuando decido enfrentarme al último McTiernan fechado en 2003. Un cruce entre Tigerland y Rashomon se me indigesta por deshonesto y vacilón. Si faltaban motivos para meter a McTiernan en la cárcel, su último estreno los proporciona con creces. Desde aquí creemos en la reinserción.

25 de agosto de 2011

Y una cosa lleva a la otra

No recuerdo los detalles pero me veo rodeado de misiones imposibles. Me reconcilio parcialmente con la segunda entrega y deduzco que el guionista se estaba divorciando. La misoginia que desprende el argumento y algunos personajes me hacen soltar alguna carcajada y esconderme avergonzado. Y una cosa lleva a la otra y no sé que hago pasándome por la tercera. La culpa la tiene D que me ha introducido en el mundo de la piratería y la delincuencia. No robarías el bolso de una anciana ciega-insiste el anuncio. Seguimos pecando. Y la cosa sigue bien pero no me acaba de entusiasmar. El villano es demasiado villano y el rollo familiar es demasiado familiar, aunque reconozco el poderío de Abrams en el ataque del puente. Hablando del nuevo gurú, me hace mucha gracia (y pena) comprobar como el reciente estreno de este director provoca que cinéfilos treintañeros se rasguen las vestiduras y se conviertan en abuelos cebolletas. ¿Qué haces tú hablando de my generation?-escupen los nuevos viejos. Los de quince estarán disfrutando de lo lindo. Y dentro de diez, algunos de ellos despotricarán de los que no vivieron su estreno en pantalla. Y la historia se repite. Y una cosa lleva a la otra. Me tienta volver a la primera pero no me hace falta comprobar que, a pesar del confuso argumento y de una pareja sin feeling, De Palma era un maestro que sabía filmar acción y emoción como pocos. Y dentro de poco la trilogía dejará de serlo. Y tendremos que mencionar-comprar-o-robar algo que pasará a llamarse quadrilogía. Que palabra más fea. Tres es equilibrio. Cuatro es aquel amigo que has invitado por compromiso. Y pienso en la teniente Ripley pero la cosa me lleva a John McClane.

20 de agosto de 2011

Tu madre se ha subido al tejado




Sam Waterston se auto contaba el mítico chiste “Se ha muerto tu gato” en la terrible escalada de Capricornio Uno (Peter Hyams, 1978). Genial conspiranoia. Tan buena como la recordaba.

18 de agosto de 2011

Una introducción deslumbrante

Buckaroo Banzai, hijo de madre americana y padre japonés, inició su vida tal como iba a vivirla…en varias direcciones a la vez. Brillante neurocirujano, no se sentía plenamente realizado dedicando su vida en exclusiva a la medicina.

Recorrió el planeta estudiando artes marciales y física de partículas y reunió entorno suyo a un grupo de amigos, los rockeros y científicos llamados
Los caballeros de Hong Honk.

Ahora, con su asombroso coche supersónico preparado para un intento de superar la barrera de las dimensiones, Banzai se enfrenta al mayor desafío de su carrera.

Mientras tanto, una nave extraterrestre vigila los movimientos de Banzai y sus amigos…”

Las aventuras de Buckaroo Banzai (W. D. Richter , 1984)

14 de agosto de 2011

Repasemos el plan

Robamos el original de Death Proof (2007). Cortamos la primera mitad. La tiramos a la basura. Secuestramos a Tarantino. Lo desintoxicamos. Lo agarramos de la oreja. Que se olvide de la secuencia del bar y toda la cháchara. Le obligamos a escribir otro inicio. Le sugerimos que cuente algunas anécdotas sobre el grupo de chicas guerreras. El especialista Mike se cruzará en algún momento. Sacrificamos el accidente de coche. Todo se conectará con la escena de la gasolinera. Encerramos a Tarantino en un sótano. Un detector de diálogos le gaseará cada vez que se exceda en parloteo. Los primeros días se resiste. Casi lo matamos. Al quinto día lo entiende. Durante la escritura nos desplegamos para eliminar todos los dvds de la película. Terminamos rápido. Leemos el nuevo inicio. Lo agarramos de la oreja. Borramos algunos diálogos. Imprimimos el nuevo guión. Eliminamos el ordenador. Eliminamos a Tarantino. Buscamos a H.B. Halicki. Nos dicen que ya murió. Contratamos a William Friedkin. Tiene setenta años pero servirá. Tiene que servir. Tarantino aparece muerto en la habitación de un hotel. La prensa comunica sobredosis. Friedkin dirige desde el geriátrico. Unos anónimos editan el material. Se reestrena con éxito. Robamos el original de Malditos Bastardos (2009). Repetimos la operación. .

El factor Halicki en 60 segundos




H.B. Halicki lo tenía claro. Si el verdadero protagonista es un automóvil acreditémosle como Starring. En este caso como Eleanor, nombre en clave del mítico Ford Mustang amarillo. Eso es pasión. En el segundo segmento de Death Proof (2007), Tarantino le rendía un bonito homenaje junto al Dodge Challenger de Vanishig Point (1971). Y aunque se agradece la caza entre las chicas guerreras y Kurt Russell, nadie ha superado todavía los 40 minutos de persecución final que Halicki dirige y protagoniza en su arrolladora Gone in 60 seconds (1974). Dos momentos: 1) La panorámica en que Halicki nos muestra los 48 coches robados. y 2) El salto del Ford Mustang ante un accidente de tráfico. Le siguieron The Junkman (1982), Deadline Auto Theft (1983) y Gone in 60 seconds 2 (1989). Un accidente le mató rodando esta última.

12 de agosto de 2011

Quien pierda la carrera perderá el coche


Además de Charlie Sheen y su Turbo Interceptor, lo mejor de todo esto es el grupillo de gamberros, freaks y asesinos que pululan por las carreteras. El drogadicto Mofeta, el retrasado Alcantarilla, el mecánico mongol Cepillo y el más malo de los malotes: Packard Walsh, al que da vida Nick Cassavetes (hijo de John) y futuro director de El diario de Noa (2004). Un placer veraniego que evoca sábados infantiles donde quedabas deslumbrado con El Aparecido (1986). Esto abrasa, tío!.

11 de agosto de 2011

“Policromía” vista por Carla Berrocal

Flashback. Hace dos agostos nos rodeamos de la bella y dura naturaleza para rodar las escenas de huida. Persecuciones con una bicicleta, planos secuencia suicidas sin protecciones y miles de mosquitos a los que servimos de merienda. Tiempo después, concretamente ayer, recibimos una ilustración que refleja aquellos instantes.

Su autora es Carla Berrocal (Madrid, 1983), ilustradora y diseñadora que acaba de publicar El Brujo (Ed.Ponent), novela gráfica que ya puedes buscar en tu librería. Ha colaborado en La Guía del Cómic y además de publicar en tropecientos sitios, trabaja en su propio estudio de diseño e imparte talleres sobre cómic y novela gráfica en diversas instituciones. Muchas gracias, Carla, por este magnifico tributo a nuestra película independiente y tricolor.

+ Diario de una pintamonas (Blog de Carla Berrocal).
+ Eva Murgui entrevista a un servidor en Kallejeo.

Verano de cíclopes y dragones




-Unos dicen Casablanca, otros Ciudadano Kane... yo digo que Jason y los Argonautas es la película más grande de la historia.
Tom Hanks (tras el Oscar Honorífico a Ray Harryhausen)

7 de agosto de 2011

Policromía: Radio de acción

Resumiendo Policromía (2010). Esquema narrativo diseñado por el ilustrador Dani Campoy.

4 de agosto de 2011

Rechazo al primer segundo


Ha ocurrido. No sabemos cómo pero ha ocurrido. Posiblemente una lamentable declaración. Nos ahorramos el bochorno y abrimos de negro con los primeros planos de la pareja. Ella le pregunta si se encuentra bien. La cara de él lo resume todo. El desarrollo y desenlace de la escena podría ser perfectamente lo mejor que haya rodado el bueno de Todd Solondz. De momento y mientras tanto: Happiness (1998).

Años después, la historia se repite. Si algo funciona ¿Porqué cambiarlo?. Life During Wartime (2009).