Hace muchos años decidí que, pese a que cualquier ranking es absurdo y efímero, trazaría un pequeño listado de tres títulos intocables en mi cinefilia privada. La segunda de la lista era, es y siempre será Rufufú (I Soliti Ignoti) del gran maestro Mario Monicelli. Y un día te levantas y lees que Monicelli se ha suicidado a los 95 años. Y de que manera. Si en 2000 Woddy Allen guiñaba el ojo a Rufufú (1958) con sus Granujas de medio pelo, parece que ahora Monicelli le ha devuelto en guiño a los Delitos y faltas (1989) de Allen. Quien haya visto el film recordará la pequeña historia del profesor Levy. Descanse (de una vez) en paz, Sr.Monicelli.